¿Recuerdas cuando eras un niño? Seguro que si intentas volver a aquel momento te darás cuenta de que eras un ser pleno y feliz, tal vez llorases, o cogieses una rabieta, pero nunca te sentías preocupado en exceso como sucede a la mayor parte de las personas adultas. Muchas veces estos lloros y rabietas eran mecanismos para llamar la atención de tus padres o de otras personas.
Con el paso de los años habrás vivido muchas situaciones diferentes, las cuales te habrán llevado a crear diversos miedos, fobias, traumas, etc. Igualmente te habrán enseñado lo que debes ser, haciendo que te apartes de tu propia esencia. También es importante saber que todos los juicios que vamos emitiendo son de cierta forma energía mental que vamos proyectando, muchas veces generando efectos negativos. Cada momento de nuestra vida va generando en mayor o menor medida estos bloqueos internos que se manifiestan en la realidad que vivimos.
Ahora vuelve a recordar a aquel niño, como se sentía respecto a los demás, y como su experiencia fue transformándolo hasta llevarte a tu situación actual, así como las experiencias posteriores a la infancia también te han influido. Es muy liberador reservar un momento para comunicarte con él. Relajarte, cerrar los ojos, y decirle que estás para apoyarlo. A partir de ahí perdónate a ti mismo y a las personas que han estado en tu vida para llevarte a ser quien eres. Cuando nos perdonamos a nosotros mismos, aprendemos a perdonar los demás, y en ese punto se establece una sanación a todos los niveles.
Vuelve a ser ese niño feliz y que simplemente fluía dentro de su realidad, tal vez descubras que la vida es como un juego de niños, y a partir de ahí todo cambiará.
Con el paso de los años habrás vivido muchas situaciones diferentes, las cuales te habrán llevado a crear diversos miedos, fobias, traumas, etc. Igualmente te habrán enseñado lo que debes ser, haciendo que te apartes de tu propia esencia. También es importante saber que todos los juicios que vamos emitiendo son de cierta forma energía mental que vamos proyectando, muchas veces generando efectos negativos. Cada momento de nuestra vida va generando en mayor o menor medida estos bloqueos internos que se manifiestan en la realidad que vivimos.
Ahora vuelve a recordar a aquel niño, como se sentía respecto a los demás, y como su experiencia fue transformándolo hasta llevarte a tu situación actual, así como las experiencias posteriores a la infancia también te han influido. Es muy liberador reservar un momento para comunicarte con él. Relajarte, cerrar los ojos, y decirle que estás para apoyarlo. A partir de ahí perdónate a ti mismo y a las personas que han estado en tu vida para llevarte a ser quien eres. Cuando nos perdonamos a nosotros mismos, aprendemos a perdonar los demás, y en ese punto se establece una sanación a todos los niveles.
Vuelve a ser ese niño feliz y que simplemente fluía dentro de su realidad, tal vez descubras que la vida es como un juego de niños, y a partir de ahí todo cambiará.
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