Y así después de esperar tanto,
un día como cualquier otro decidí triunfar...
Decidí no esperar a las oportunidades
sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la
oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la
oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un
misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva
oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival
no eran más que mis propias debilidades,
y que en éstas, está la única y mejor
forma de superarnos, aquel día dejé
de temer a perder y empecé a temer
a no ganar, descubrí que no era yo
el mejor y que quizás nunca lo fui,
me dejó de importar quién ganara o perdiera,
ahora me importa simplemente
saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar
a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que
puedo tener, es tener el derecho de
llamar a alguien "Amigo".
Descubrí que el amor es más que
un simple estado de enamoramiento,
"el amor es una filosofía de vida".
Aquel día dejé de ser un reflejo
de mis escasos triunfos pasados y
empecé a ser mi propia tenue
luz de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son
solamente para hacerse realidad,
desde aquel día ya no duermo para descansar...
Ahora simplemente duermo para soñar.
Ahora simplemente duermo para soñar.
2 comentarios:
Tu historia me recordó un cuento que me contaban de joven que decía que un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibía a cambio algunas limosnas.
Diariamente algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales.
Él siempre escogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con
el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: “Lo sé, no soy tan tonto, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda”.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos tontos de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
Pero la conclusión más interesante es:
Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
"El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto... delante de un tonto que aparenta ser inteligente".
Es excelente!!. Desde el primer dia que lei esta nota, me di cuenta que puedo ser una luz para iluminar el camino de muchas personas cuyas luces estan cada dia mas tenues. Personalmente, Es muy hermoso y encierra una gran verdad: Hay que vivir cada dia con intensidad sin perjudicar a nadie.
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